Emir Olivares Alonso | La Jornada|lunes, 23 sep 2019 14:24|Ciudad de México. En un acto inédito, el Estado mexicano reconoció que durante el periodo denominado como la guerra sucia «se construyó y operó desde el gobierno de la época un aparato represión que cometió delitos de lesa humanidad» contra cientos de disidentes políticos.
Este lunes 23 de septiembre, en una fecha simbólica, el Estado mexicano ofreció disculpas públicas por primera ocasión a una de las cientos de víctimas de aquel periodo de la historia reciente del país.
Se trata de Martha Alicia Camacho Loaiza, quien junto con su esposo José Manuel Alapizco Lizárraga (ambos integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre), fueron detenidos de manera arbitraria el 19 de agosto de 1977 en Culiacán, Sinaloa, por elementos del Ejército mexicano, policías estatales y miembros de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS).
La víctima señaló que estar presente en este acto, tras 42 años de lucha por la verdad y la justicia, «es ganarle al olvido.
Sin embargo, Martha Alicia censuró la ausencia de la Secretaría de la Defensa Nacional. «Perdió una gran oportunidad para reconocer las atrocidades que cometieron en esa época, reconocerlo sería avanzar hacia el fortalecimiento de su institución. ¡Qué lamentable¡ Deberían estar aquí, porque fue justamente al interior de las instalaciones de la IX Zona Militar de Culiacán donde se cometieron estas atrocidades, que van más allá de la comprensión humana».
Martha fue torturada por 49 días en ese lugar. Estaba embarazada y se le obligó a parir en indignas e infrahumanas condiciones y se le obligó a presenciar la tortura y ejecución extrajudicial de su esposo, cuyo cuerpo jamás se le ha entregado. Ella recuperó su libertad gracias a que su familia pagó un rescate y por 42 años ha luchado por la justicia y la reparación.
La titular de la Secretaría de Gobernación (SG), Olga Sánchez Cordero, ofreció la disculpa pública a Camacho Loaiza, a su esposo Alapizco Lizárraga, y a su hijo Miguel Alfonso Millán Camacho -quien nació cuando Martha estaba detenida en el cuartel militar y en sus primeros minutos de vida sintió la tortura, al ser encañonado con una metralleta en un intento de doblegar a su madre.
«A nombre del Estado mexicano les ofrezco una disculpa pública por la transgresión a sus derechos en el marco de las violaciones graves, generalizadas y sistemáticas a derechos humanos ocurridas en un contexto de violencia política del pasado en el periodo histórico conocido como guerra sucia.
«Por lo que usted, señora Martha Camacho, fue detenida arbitrariamente, torturada y desaparecida de manera transitoria. Por lo que usted señor Miguel Alfonso, fue torturado y desaparecido de manera transitoria. Y por el que el señor José Manuel Alapizco fue detenido de manera arbitraria, torturado y privado de la vida extrajudicialmente. Hechos perpetrados por parte de la policía judicial del estado de Sinaloa, de la DFS y por el Ejército mexicano.
«Le ofrezco una disculpa por la violación de su acceso a la justicia y a reconocer la verdad sobre los hechos, así como del paradero del cuerpo del señor José Manuel Alapizco Lizárraga, así como los obstáculos y la dilación de las instituciones encargadas de impartir justicia.
«Les ofrezco una disculpa pública por el daño a la imagen, el honor y a la dignidad y el agravio de su familia, derivada de la criminalización realizada en su contra por diversas instituciones del Estado mexicano. Por mi conducto el Estado mexicano hace un compromiso por garantizar la reparación integral de los daños que provocaron las autoridades es de el 19 de agosto de 1977 y a su vez reitero el compromiso de este gobierno de implementar las medidas necesarias para la no repertición de los actos que violentaron sus derechos humanos, para que con ello ninguna otra persona tenga que pasar por estas atrocidades».
La funcionaria federal hizo especial énfasis en la la gravedad que representó la violencia contra las mujeres ejercida desde las altas esferas de la vida pública:
«El caso de la señora Camacho Loaiza es evidencia de que la violencia de Estado cuando se ejerce sobre las mujeres tiene un alto componente de género y de sometimiento que lesiona de manera diferenciada sus cuerpos y sus derechos, buscando generar un agravio profundo a su dignidad. Tal como le evidencian la tortura sexual y la violencia obstétrica (que ella sufrió)».
Previamente, el subsecretario de Derechos Humanos de la SG, Alejandro Encinas Rodríguez, aseveró que durante el periodo de la guerra sucia México vivió un contexto de represión a la libertad política y de expresión donde el Estado asumió como enemigo a los disidentes políticos.
«Desde el Estado mexicano se realizaron prácticas de contrainsurgencia, detenciones, desapariciones y torturas a cientos de hombres y mujeres. Fue un periodo de oscuridad que evidenció a un régimen dispuesto a todo para eliminar cualquier intento de oposición y de discrepancia».
Garantizó que el actual gobierno federal no permitirá que actos como estos vuelvan a repetirse y que por el contrario, se promoverá y respetará el ejercicio de las libertades ciudadanas y los derechos humanos. Ahora, subrayó, «es momento de saldar cuentas con el pasado», por lo que se indagarán los crímenes de entonces para llevar justicia y verdad a las víctimas.
Conmovida, Martha Camacho tomó la palabra para expresar que su presencia en este acto y tener derecho a la disculpa pública «es ganarle al olvido».
Esta disculpa pública, agregó, no sólo es para ella y para su hijo, sino también para su esposo asesinado. «Este acto es en memoria para él y para todos los que nos fueron arrebatados, que sepan que no los olvidamos».